Una cosa es el modelo productivo
de un país, es decir, el cómo y el qué en materia de actividad económica que
proporciona riqueza al conjunto (Estado), y otra son las diversas
micro-alternativas que pueden surgir de las cenizas de la actual crisis, vistas
como "oportunidades de negocio".
Si miramos atrás, nuestro
anterior modelo productivo, dicen, se basaba en el sector de la construcción,
referencia en cuanto a ocupación en términos de empleo y capacidad de
movilización de recursos e industrias subsidiarias. A poco que analicemos nos
damos cuenta que en este sector había una fuerte influencia financiera,
auspiciada por la bonanza y la desregulación de los movimientos de capital
internacional. Y que además era un sistema de bucle cerrado cambiando la riqueza de
manos, (más bien concentrándola en unas pocas), pero no generando nueva. Lo que queda de todo ésto son las multinacionales patrias que han adquirido Know-How en el sector y hoy lo exportan en forma de adjudicación de grandes infraestructuras en otras latitudes, pero que no solucionan el problema de la sostenibilidad de la economía nacional, por no hablar del paro.
Surgen entonces incógnitas que
tendremos que ir afrontando para desarrollar las medidas a corto, medio y largo
plazo para implementar un nuevo modelo. Por ejemplo, los recursos financieros y
su regulación y articulación, la adecuación de la fuerza laboral al nuevo
modelo, medidas estatales, legislación, etc. Así, el clima financiero
ha cambiado sustancialmente, factor a tener en cuenta a la hora de plantear un
cambio en el sector que surja como referente para "tirar" de la
economía nacional en las próximas décadas. Otro factor, en relación con la
fuerza laboral, es el cambio en el modelo educativo, esencial. Se deben
acometer medidas a todos los niveles y con diferentes perspectivas en el
tiempo.
Lo referido es a modo de esbozo y
planteamiento simple sin ánimo de rigurosidad, existen infinidad de factores
que se tendrían que ir descomponiendo para el análisis y que no son objeto de
expresión aquí, por extensión, no porque carezcan de interés.
Éste es un punto de vista simétrico e institucional,
objetivo, es decir, lo que se tiene que hacer y analizar desde arriba y por
quién dispone del poder para este tipo de cambios, y no hablo solo del poder
político. Otro punto de vista más
asimétrico y subjetivo, más cerca del individuo quiero decir, son los cambios
que se puedan producir desde la óptica de "oportunidades de negocio".
Surgen áreas de actividad en
campos como el ocio, la asistencia social, mecanismos de intercambio de
servicios, nuevas formas de relación laboral, ecología,
reciclaje y sostenibilidad, agricultura ecológica, explotación de energías
alternativas, redes sociales, y las posibilidades del comercio global. Todo ello aderezado de fondo con la utilización de nuevas
tecnologías que en si mismas son un factor de crecimiento económico.
Si se articula una mayor
flexibilidad desde el Estado, para que el individuo sea capaz de crear y
emprender sin trabas, el nacimiento de nuevas ideas y el florecimiento de la
aportación del valor añadido de cada individuo al colectivo, acompañado de
financiación para los emprendedores de fuentes alternativas consideradas por el sector financiero tradicional como
apócrifas, deberían dar como resultado el resurgimiento de la economía. En este
escenario se comenzaría a dibujar el inicio de un nuevo modelo productivo, con
un sector de referencia o sin él. Me atrevería a decir que mejor sin él, una
hidra con muchas cabezas es más difícil de destruir que un Dragón que
escupe fuego.